jueves, 5 de mayo de 2016

Correr y liberar tensiones

 Recuerdo como en la última clase, hace una semana, pude conversar un rato con Pilar y preguntarle acerca de un tema que llevaba días notando.

Se trataba de un dolor en la zona del pecho que yo rápidamente ligue a la situación que estaba viviendo.
Aun así, quise consultarlo con Pilar y me di cuenta que todas esas emociones acumuladas y que no había sacado y mostrado, junto con la vulnerabilidad que estaba sintiendo, hacían que yo sintiese esa sensación de malestar y como si no pudiese respirar del todo bien.

Pilar me comentó que lo más complicado sería saber qué cosas en concreto me estaban haciendo sentir así, pero yo lo tenía muy claro. Por eso, en cuanto salí de clase decidí que lo mejor era hablarlo con esa persona y así empezar a arreglar las cosas y sentirme mejor.

Llevo un año saliendo a correr en mis tiempos libres, cuando siento que necesito liberar tensiones o simplemente cuando mi prima o mi hermana quieren acompañarme.

Parece mentira que hace poco más de un año yo odiara correr, pero que por iniciativa de mi prima, quien me animó a empezar a correr siguiendo un programa, que iba aumentando la intensidad progresivamente, descubriera que a través del ejercicio se pueden liberar muchas emociones también.

Yo llevaba ya como un mes sin salir por tener que empezar a estudiar y hacer todo lo que en la universidad me mandaban. Todo eso unido, junto con lo que me estaba pasando a nivel personal, estaba haciendo que me sintiera terriblemente mal y que mi cuerpo me estuviera dando indicaciones de ello. Por ello, tras mi charla con Pilar y su recomendación de que ella solía dibujar, escribir o salir a correr, decidí volver a mi vieja rutina. 

Cogí mis deportivas, mi ropa de correr y salí a olvidarme de todo aquello que me estaba pasando. Después de correr, fue increíble la sensación de calma y paz que pude sentir. Aunque parezca mentira, ese dolor de pecho, había desaparecido. 
Por es, en esta semana, correr se ha vuelto a convertir en una rutina más de mi día a día; una rutina que había quedado en el olvido y que gracias a Pilar y a ese malestar, he vuelto a recuperar.

He de decir que siempre suelo correr por la misma zona y que, después de correr, me gusta quedarme mirando este estanque y pensando sobre todas las emociones que he ido sintiendo mientras corría (cansancio, calor, "venga un poquito más"...) a la vez que todo aquello que me está pasando en esos días y de lo que me olvido mientras corro.

Parece mentira que un acto tan simple como salir a correr, o ya simplemente salir a andar, pueda hacer que liberes esas tensiones que llevas dentro. Esas angustias que por cualquier razón no has liberado en su momento y te acaban pasando factura.

Doy gracias a Pilar por haberme ayudado en un momento en el que, en cierto modo, no sabía que es lo que realmente me estaba sucediendo, por hacerme recuperar una vieja costumbre que ya había dejado atrás y por hacerme ver que, si tratamos las emociones internas, por muy malas que sean, siempre acabarán siendo menos negras. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario