jueves, 14 de abril de 2016

Mi cuaderno de sueños.

En Semana Santa decidí empezar una aventura, escribir mis sueños. Desde entonces he estado anotando todos los sueños que he tenido, o al menos todos los que recuerdo.
He de decir que yo era de las personas que no recuerdan sus sueños, pero sí la emoción que sentía. Sin embargo, desde que empecé a escribirlos algo cambió, porque cada vez me acordaba más y sabía contarlos de una forma más completa.



 Me duermo pensando que sueño tendré y que tengo que acordarme, y muchas veces me despierto en mitad de la noche contándo el sueño para mis adentros, como intentando aprendérmelo de memoria. A veces incluso hago anotaciones por la noche en un papel para que no se me olvide. Porque aunque de madrugada me acuerdo de todo con pelos y señales por la mañana recuerdo el sueño más difuminado y con alguna que otra laguna. Por la mañana solo despertarme dedico unos minutos a recorrer mentalmente el camino que han tomado mis sueños, suelo tener tres por noche. Primero recuerdo el último, que se acaba al sonar la alarma, por lo que lo tengo más reciente. Y después de recordar el último me acuerdo de los anteriores.
A veces me cuesta recordar los primeros sueños de la noche, tengo como alguna imagen o sensación pero no mucho más, sin embargo cuando me pongo delante de mi cuaderno y empiezo a escribir el sueño que recuerdo, voy acordándome de cosas de los otros y consigo contarlos bastante completos, aunque siempre me falta algo; no sé cómo he llegado allí o porqué tengo la sensación que siento.
Me gusta tanto escribir mis sueños... Cuando se lo digo a mis amigos lo primero que me suelen decir es que ellos no se acuerdan de sus sueños. Yo pienso que es porque no ponen interés ni le dan importancia a recordarlos. A mí me pasaba, sin embargo, ahora estoy sorprendida con todo lo que consigo recordar. Incluso cuando pienso que no tiene sentido el sueño, al escribirlo es como si mi bolígrafo cobrara vida y escribiera voluntariamente, porque las palabras se escriben solas  y el sueño sale a la luz.

Aparte de escribir el sueño en sí, suelo escribir reflexiones, sobre a qué me ha recordado el sueño, lo relaciono con sensaciones que he tenido o tengo en estos momentos, me fijo en cómo se comporta mi "yo onírico" y como me tratan las personas en el sueño, etc. También hago dibujos relacionados con el sueño, o no.
Siento que en mi cuaderno las palabras y dibujos fluyen solos, como si yo no lo manejara, y eso me hace ver lo que realmente siento, porque lo saco a la luz, y una vez escrito es más fácil analizar cómo te sientes.
Sabía que esto sería emocionante, pero no imaginaba que me iba a ayudar tanto a la hora de liberarme y poder escribir aquello que me hace mal y me preocupa. Realmente es como un diario, porque a través de los sueños voy contando mí día a día.

Doy las gracias a Pilar por haberme propuesto hacerlo y por crearme ilusión al hablar de su experiencia con los sueños. Ahora mi cuaderno forma parte de mí. Gracias. 

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